Sanoja: Ismael Serrano. Te Vas.
Te vas
a la ciudad definitiva sin mi,
perdonaras que no te vaya a despedir.
La noche corta como un cristal roto y tu
estaras tan triste como hermosa.
Tu luz
quemo mis naves cargadas de incertidumbre
y el corazon que sobre tu mesa yo puse
para cenar la noche en que nos dispusimos
a saltar de la mano al precipicio.
Y yo procurare sonreir mas a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Tu me ensenaste que afuera siempre
me esta esperando una nueva manana,
como aquella nuestra, radiante y soleada.
Como aquella nuestra, radiante y soleada.
Te vas
a la ciudad definitiva y en Madrid
quedamos huerfanos y enfermos. Te vas a reir,
pero pregunto cada noche a los fantasmas
que habitan mis bares
cuando vuelves a casa.
Los dias caen lentos como el polen de un arbol
cubriendo todo mi jardin de desencanto.
Un sucedaneo de la vida sera al fin
el tiempo que he de recorrer sin ti.
Y yo procurare no suspirar tan a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Yo se que afuera, inevitablemente,
me esta esperando una nueva manana
?lo prometiste? radiante y soleada.
Y tu procuraras cumplir con lo que has prometido,
ser fuerte y devorar la manzana.
Has de pensar, cada nueva manana,
que un tipo a menudo piensa en ti y sonrie
aunque quiza no sean sus dias mas felices.
Y yo procurare mantener la luz encendida
por si se te ocurre volver de repente.
Alumbrara este recuerdo incandescente
el camino de vuelta, aquel que trazaron antes
viejos fugitivos, nuevos amantes.
Viejos fugitivos, nuevos amantes.
Y yo procurare sonreir mas a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Tu me ensenaste que afuera, siempre,
me esta esperando una nueva manana
como aquella nuestra,
radiante y soleada.
Te vas
a la ciudad definitiva sin mi.
a la ciudad definitiva sin mi,
perdonaras que no te vaya a despedir.
La noche corta como un cristal roto y tu
estaras tan triste como hermosa.
Tu luz
quemo mis naves cargadas de incertidumbre
y el corazon que sobre tu mesa yo puse
para cenar la noche en que nos dispusimos
a saltar de la mano al precipicio.
Y yo procurare sonreir mas a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Tu me ensenaste que afuera siempre
me esta esperando una nueva manana,
como aquella nuestra, radiante y soleada.
Como aquella nuestra, radiante y soleada.
Te vas
a la ciudad definitiva y en Madrid
quedamos huerfanos y enfermos. Te vas a reir,
pero pregunto cada noche a los fantasmas
que habitan mis bares
cuando vuelves a casa.
Los dias caen lentos como el polen de un arbol
cubriendo todo mi jardin de desencanto.
Un sucedaneo de la vida sera al fin
el tiempo que he de recorrer sin ti.
Y yo procurare no suspirar tan a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Yo se que afuera, inevitablemente,
me esta esperando una nueva manana
?lo prometiste? radiante y soleada.
Y tu procuraras cumplir con lo que has prometido,
ser fuerte y devorar la manzana.
Has de pensar, cada nueva manana,
que un tipo a menudo piensa en ti y sonrie
aunque quiza no sean sus dias mas felices.
Y yo procurare mantener la luz encendida
por si se te ocurre volver de repente.
Alumbrara este recuerdo incandescente
el camino de vuelta, aquel que trazaron antes
viejos fugitivos, nuevos amantes.
Viejos fugitivos, nuevos amantes.
Y yo procurare sonreir mas a menudo
y acostarme a una hora prudente.
Tu me ensenaste que afuera, siempre,
me esta esperando una nueva manana
como aquella nuestra,
radiante y soleada.
Te vas
a la ciudad definitiva sin mi.
Serrano, Ismael
Serrano, Ismael