Sanoja: Silvio Rodriguez. Los Cazabrujas De Dores.
(Farsa en cuatro actos)
(Primer acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores suenan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores miran,
los cazadores buscan,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
(Segundo acto)
Ahora sale una nina
bien correcta
y aunque la nina
se ha cortado las trenzas,
los cazadores tiemblan
ante aquella belleza.
Pero uno tiene
cara de aberrado
y grita que donde esta
su cinturon de castidad.
Y se lo tiran
para quemarla en la hoguera,
por brujita,
para quemarla en la hoguera,
pobrecita,
para quemarla en la hoguera,
ay.
(Tercer acto)
Pero entra nuestro heroe
seguido de una pila de mujeres
que le dicen canciones y poemas,
viejos, ninos, todos agradecidos.
El heroe esta a la moda:
pantalones de pliegues,
zapatos de dos tonos,
la patilla cortada
y el pelito bien corto.
Y se rie al ver los cazadores
con sus pelos tan largos
y las mallas estrechas
arrastrando a la nina
a morir en la hoguera
en nombre de Dios.
Entonces los cazadores enfurecidos
sueltan la nina y se abalanzan sobre nuestro heroe
que ya espera en guardia y desarmado.
Nuestro heroe se mueve rapido, esquiva los espadazos
y responde con sus punos limpios y les da:
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve,
diez pinazos bien dados,
y todos se derrumban.
Mientras todos lo aclaman
como es natural
va y recoge a la nina
que ya esta desmayada,
le da un beso y despierta
y se van muy felices,
sabiendo que no quedan
cazadores de brujas.
(Cuarto acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores suenan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores buscan,
los cazadores miran,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
(Primer acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores suenan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores miran,
los cazadores buscan,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
(Segundo acto)
Ahora sale una nina
bien correcta
y aunque la nina
se ha cortado las trenzas,
los cazadores tiemblan
ante aquella belleza.
Pero uno tiene
cara de aberrado
y grita que donde esta
su cinturon de castidad.
Y se lo tiran
para quemarla en la hoguera,
por brujita,
para quemarla en la hoguera,
pobrecita,
para quemarla en la hoguera,
ay.
(Tercer acto)
Pero entra nuestro heroe
seguido de una pila de mujeres
que le dicen canciones y poemas,
viejos, ninos, todos agradecidos.
El heroe esta a la moda:
pantalones de pliegues,
zapatos de dos tonos,
la patilla cortada
y el pelito bien corto.
Y se rie al ver los cazadores
con sus pelos tan largos
y las mallas estrechas
arrastrando a la nina
a morir en la hoguera
en nombre de Dios.
Entonces los cazadores enfurecidos
sueltan la nina y se abalanzan sobre nuestro heroe
que ya espera en guardia y desarmado.
Nuestro heroe se mueve rapido, esquiva los espadazos
y responde con sus punos limpios y les da:
uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve,
diez pinazos bien dados,
y todos se derrumban.
Mientras todos lo aclaman
como es natural
va y recoge a la nina
que ya esta desmayada,
le da un beso y despierta
y se van muy felices,
sabiendo que no quedan
cazadores de brujas.
(Cuarto acto)
Los cazadores salen,
los cazadores bailan,
los cazadores suenan
con un planeta
de brujas por quemar.
Los cazadores buscan,
los cazadores miran,
los cazadores prenden
una candela
para salvar a Dios.
Silvio Rodriguez
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